
No sé lo que es un guateque porque mis padres no me lo explicaron y porque las películas no lo concretan. Lo que sí que sé (o al menos imagino) es que nada tiene que ver con las fiestas que se organizan hoy en día. Cream, The Doors, Small Faces o incluso The Who y etcétera ya no existen y no existirán jamás por mucho que sigan sacando discos. Y aunque lo hicieran ya no quedan hippies, y los hippies que quedan apestan, o eso es lo que pensamos los modernos. El mero hecho de que grupos como Putilatex existan ya nos llevan a pensar en lo improvable del guateque, y eso no tiene porqué ponernos tristes ni nostálgicos, simplemente porque nunca supimos lo que es un guateque.
Lo que se lleva ahora son las discotecas en las que la entrada sube a más de 10 euros y donde la gente mea en los pasillos. O los festivales, que es a lo que iba. Ello supone lo siguiente:
1. Pagar más de noventa euros por la entrada (unos 100 el Summercase, más de 150 el FIB y por ahí ronda el Primavera Sound) y quedarse con cara de bobo porque a todos nos pasa que nos habría salido más barato "si..." (si tuviésemos el carnet jove, si hubiéramos comprado la entrada cinco días antes, si nos hubiésemos liado con la persona adecuada en el momento adecuado, si tuviésemos amigos más enrollados y menos ñoños, etc)
2. Sudar, sudar y ¡fumar! Lo sorprendente es fumar, porque lo de sudar es normal en verano, que es cuando se montan los festivales, pero lo de fumar con ese calor... es enfermizo. Ergo: somos unos enfermos, y si lo dudamos véase punto 3.
3. Estar tan borracho o tan colocado que uno no se entera si los que tocan son los Strokes o los Pixies. A un amigo mío le pasó el año pasado y no se lo deseo a nadie, por eso lo comento.
4. Nada de vacaciones, que es donde realmente querríamos estar cuando volvemos del festival, hechos polvo, resacosos, con dolores varios, a trabajar porque nos hemos gastado los ahorros en alforjas, tiendas de campaña, comida, bebida, sucedáneos... Y encima no hemos aprovechado ninguna oferta de vuelos o hoteles a 0.5 euros porque ¡estábamos todos tan ocupados comprando las entradas y comentando qué grupos iban a tocar! (...) Luego resulta que un colega fue listo y se fue a Birmania, y allí se encontró que tocaban Franz Ferdinand por cinco euros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario